martes, 26 de noviembre de 2013

PERROS


Estoy llena de fieras
terribles
enormes
de dos cabezas.
Despertaron a un soplo de viento
cargado de ausencia,
a la punzada del silencio invisible
del dardo que clavó en la garganta.
Aúllan a la luz de la luna llena
de huecos,
vacía de espuma
donde harán nido las arañas
tejiendo tristeza a un túnel inmenso.
Quizá no sepan interpretar el frío
de la palma de la mano
o el camino que sigue tras el final de la raya.
De nada me sirve cerrar la ventana
a esta noche de perros
que ladran
a un horizonte sin caracolas
de humo que eleven los sueños
porque ya se ha colado el final terrible
del cuento que estaba leyendo
y están devorando un futuro intacto
dentellada tras dentellada.