viernes, 31 de mayo de 2013

ÁNGELES DE NÁCAR

Pequeños ángeles,
rostro de nácar,
anhelaban partir
de su nube infantil.

Tu saber y tesón les dio alas
con las que surcar un cielo de palabras
y, al soplo de tu aliento
suave y delicado,
ponían rumbo al destino soñado.

Tus manos firmes
entrelazadas a las mías
moldeaban ese pequeño ser de arcilla.
Y a cada vuelta de torno
de manos de paciente alfarero
se descubría la esencia más pura
de su futura figura.

Así esculpimos, así tejimos
un sueño dorado
de dulces palabras cultivado.

En sus corazones
el recuerdo de estos años
permanecerá siempre cincelado
y se ha de transformar en el país de la memoria,
de piso firme y cielo claro,
donde con tan sólo batir sus alas
podrán volver a ser de nácar.



Para Asunción Cerezo, profesora de 1º y 2º de primaria de Ángela entre los años 2008-2010, por los valores que nos transmitió a niños y padres, por su saber antiguo, por esa sonrisa que nacía de sus labios cuando le hablaban esos ángeles de nácar. Gracias!!!!

jueves, 23 de mayo de 2013

HENO Y MANZANILLA


Podría haber sido un día cualquiera en el que íbamos trotando a la escuela sepultando el sonido de los pasos con nuestra propia algarabía.

Nuestra reina “Mora” podría haber roído todos los barrotes, rodado en su rueda y apurado los últimos kikos durante la noche para recibir la mañana acurrucada en su lecho de heno y manzanilla.

Pero hoy alguien olvidó poner azúcar en los besos de mamá y ese sabor amargo que se coló en nuestras mochilas era más pesado que el libro de lengua y hacían el camino mucho más largo. Hoy tocaba crecer sin que el medidor registrase centímetro alguno, tocaba aprender sin abrir un solo libro, tocaba descorrer el velo y sostenerle la mirada a la muerte mientras, entre juegos de magia y malabares, nos arrebataba a Mora para guardarla en su chistera.

Nosotras, que habíamos llorado apenas por un regaliz, por un raspón en la rodilla, por la noche al acecho de alguna pesadilla o por caprichos vanos de los que papá o mamá siempre nos habían consolado, supimos que la explosión de tristeza en plena inocencia no se contiene con diques ni barricadas, sino que arrasa a su paso el alma y apaga la chispa de la mirada. Come pedazo a pedazo la ilusión que solo el tiempo, a su paso, repara.

Mamá, en el momento justo, desplegó un pañuelo de fantasía que nos hizo correr a la ventana a buscar, entre el algodón de las nubes, la silueta de nuestra ratita acurrucada. Ya nosotras hicimos el resto y supimos que ahora sería mascota de algún niño sin cumpleaños o mejor aún; sabemos que volverá a nuestro lado el día que mi hermana pierda otro diente, pues creemos que ahora es ayudante del Ratón Pérez. Buscaremos bajo la almohada señales que nos devuelvan un poquito a Mora, nuestra ratita, que ayer por la tarde se quedó dormida en su lecho de heno y manzanilla.

viernes, 17 de mayo de 2013

ONDEAR LA LIBERTAD


Serán tus raíces intrincadas en tierras polvorientas y estoicas.
Será el mar arbolado golpeando incesante en tus orillas.
Será que al mirar el mundo la luna estaba henchida en el planeta.
O que tu sino se coló en tu ser de puntillas.


Así tu corazón se forjó al dictado de tu hado y se tornó abisal.
Y tu espíritu libre, mecido al viento, se arrancó a galopar.
Y en su camino, levantó estelas, vórtices, torbellinos…
Provocando estallidos de siemprevivas a los que sabemos mirar,
Y rechinaron sus dientes los que se atrevieron a juzgar.

 
Enarbola tu bandera, hazla ondear.
Y si se agotan tus fuerzas, cuenta con mis manos,
Abiertas de par en par.
 
 

 

DE FANTASMAS Y SUEÑOS

 
Desperté

Sintiendo que la mano helada del viento

Ya no transportaba en su aliento

El susurro de las olas del mar.



Me dejó

Un sabor a sal en los labios,

Sed de horizontes lejanos

Y alas rotas que no podían volar.


Descubrí

Los pecios de todos mis sueños

Varados, asomando los huesos,

Entre fantasmas que empezaban a surgir.


Y quedé

De rodillas en una playa sin agua

Con un futuro al que atravesaba una bala

Descerrajada en mitad de la sien.


Rebroté

De entre todas las ruinas caídas

Restañando mis viejas heridas

Que cubrieron de cicatrices mi piel.


Miré

A los ojos del tropel de fantasmas

Que ya siempre me acompañaban

Y a los que aprendí a no volver a temer.


Y Regresé

A la vida con el primer beso tuyo

Que me puso en los labios el mundo

Y nuevos sueños que endulzaron mi café.