Florecieron mis párpados a la luz del albor,
alentados por la aclamación de la lluvia
golpeando mi ventana con dicha y rabia,
persistente, provocando un eco de tambor.
Movida por el aplauso de ritmo pendular,
descendí de mi sueño igual que una diva,
de entusiasmo y algaraza explosiva,
danzando como un indio en baile circular.
Incesantes y raudas gotas de lluvia fina
rodaban por mi rostro combinando lágrimas
que brotaban para ofrendar a las ánimas
por deshacer nubes en anhelada llovizna.
Surgió de un mayo reseco de 2012.
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