Un dosel de espesas nubes sin color impedía que la mañana
arrancase brillos al panorama monocromado. Avanzaba somnolienta por un camino
pespunteado de ramas sin hojas, repasado a diario. Me detuve ante una G
mayúscula y enorme, que se inclinaba sobre el resto de letras que componía el
nombre de aquel tráiler que impedía mi paso. Allí parada, la gran G hipnótica
absorbía mi atención y se balanceaba, adelante y atrás, impresa en el faldón
trasero de goma del que pendía. El coloso luchaba por salir del estacionamiento
nocturno, con maniobras precisas, desperezándose en grandes bocanadas de humo
gris que exhalaba en cada quejido. Comenzó la marcha en lenta procesión y, en
su avanzar, pequeñas y marchitas hojas que habían sucumbido al otoño y, con
nocturnidad, habían ido posándose en el techo del armatoste, eran barridas por
el aire y se precipitaban rendidas dibujando espirales e inundando el camino
por el que yo discurría. Y mi alma de poeta desplego las alas y se lanzó al
aire y pajareó entre las hojas desmayadas y revoloteó jovial mientras yo,
ataviada con mi coche blanco, avanzaba como una novia hacia el altar sobre una
alfombra vegetal inesperada.
viernes, 14 de diciembre de 2012
lunes, 10 de diciembre de 2012
VIEJO ARCE
CUENTO MARRON Y MARCHITO, PARA UNAS NIÑAS DE OTOÑO, POR SU
MAMÁ ESCRITO.
-No sabía que ahí plantado hubieras hecho amigas y que sin brazos manos ni dedos escribir cartas pudieras.- Le contesté asombrada.
-Viejo Arce, cuéntame, si en verano tan bello te veías con
tus verdes hojas porqué ahora las tiras con desdén?- Pregunté intrigada.
-No las tiro, amiga mía. Éstas hojas ya marchitas que
desprendo cada día son pequeñas cartas que escribo a mis amigas.- Dijo el Arce
con su voz profunda.-No sabía que ahí plantado hubieras hecho amigas y que sin brazos manos ni dedos escribir cartas pudieras.- Le contesté asombrada.
-Si estuvieras quieta y plantada como lo estoy yo, observar
habrías a dos preciosas niñas que con sus juegos alegran mi día.- Expuso el
viejo árbol lleno de melancolía.
-Algunas hojas he cogido y atentamente examino; por arriba,
por abajo, por el frente y el envés y por más que veo y miro yo no sé qué has
escrito ni lo puedo entender!!.-Exclamé apenada.
-No querrás tu entender lo que entienden los niños pues te
falta inocencia, magia, fantasía y paciencia. Son la tinta de mis versos
pequeñas gotas de rocío que temprano recolecto y en poesía convierto. Pronto
vendrán las niñas y recogerán mis hojas y han de entender mis notas que les
susurrará el viento.- me explicó el Arce sonriendo.
Y es así que el arce viejo, que está plantado en mi pueblo,
a mis niñas preferidas con versos, poemas y cuentos les pinta en su cara
sonrisas. Y en las hojas que el suelo tapiza el viejo arce ha querido desearos
feliz cumpleaños con fantasía, magia y hechizos.martes, 4 de diciembre de 2012
ERCÁVICA
lunes, 3 de diciembre de 2012
VANIDAD
VANIDAD
Revelarse, luchar, intentar desviar su curso, no rendirse a
lo evidente, sufrir el paso del tiempo en actitud rebosante de vanidad. Caer en
la trampa que nos arrulla sin mostrar el engaño al que nos somete y quedar
narcotizados por su veneno. Y bajo esa influencia correr la cortina que ciega
nuestro universo, impidiendo que la luz penetre en él y encaminar nuestros pasos
por una senda inerte y gris desviándonos de la verdad y de la esencia de vivir.
¿Cuándo nos sucede? ¿Acaso en el nacimiento de nuestra primera cana? ¿Al sentir
el abandono de la frescura en la piel?
No es fácil mirarnos a los ojos en el espejo para tomar
conciencia de ese influjo y sacudirse el yugo de la perfección impuesta, sacar
fuerzas y soplar desvaneciendo la niebla que nubla la razón y admitir de una
vez por todas que todos, sin excepción, nos hacemos mayores.
sábado, 1 de diciembre de 2012
FABRICANTE DE NUBES
FABRICANTE DE NUBES
Deshice su danza ondulante al sol y al viento. Deshice su sueño de libertad que era imaginada tan sólo porque una pinza la hacía presa. Después le quitaba sus pliegues y arrugas sintiéndome también presa por una pinza.
Y ella entró y me miró exclamando:
-Mamá, eres una fabricante de nubes, ¡hazlo otra vez!
Y miré el vapor que emanaba de la plancha y la pinza que me apresaba soltó mi imaginación y planché….. planché con una sonrisa en los labios, fabricando nubes para una niña que me miraba.
Una tarde cualquiera de faena en noviembre de 2012.
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